Lo más curioso del asunto no es que por fin alguien pueda hacerse con una PS3 a 250 euros (que ya está bien), sino que al bajar también su portátil actual, hayan rediseñado el producto creando una nueva línea de PSP llamada E-1000. Con ésta ya son cinco los modelos basados en la original que Sony trajo al mercado en 2004 (Japón). Cinco versiones, unas más acertadas, otras menos, que han dibujado picos altos y bajos a lo largo de su existencia.
Podría parecer que, tras la inseguridad creada por Nintendo en estos momentos tan difíciles para su compañía, y tras jugarse peligrosas cartas como la gran bajada de precio de 3DS, Sony debería aplastar a su rival tan pronto como PSVita llegara a las estanterías. Pero ésto no es necesariamente cierto, puesto que como en casi todas las grandes noticias en este sector, existe un reverso tenebroso que muchos analistas ven venir desde lejos, demostrando que no todo es tan fácil como: «tú te hundes, yo floto».
Es complicado extenderse al hablar de una consola cuya compañía no entiende de riesgos más allá de los totalmente previsibles. Move para PS3 era una cuestión de tiempo, igual que Kinect de Microsoft. Si un sistema o un grupo de sistemas abre un mercado y pasado un tiempo se demuestra con claridad el tirón comercial que esconde, tan solo hay que esperar unos meses para que las negaciones se conviertan en rumores, los rumores en fakes, los fakes en medias verdades, y después se produzca una atronadora presentación en sociedad, a pesar de que analistas, jugones de toda la vida y otras criaturas del sector lo tengan más que claro desde que se empezara a mover esa nueva forma de hacer dinero.
En otras palabras, si jugar al golf de pie y mirando a la lejanía con un palo de golf imaginario vende 5.000.000 de consolas, no hay hijo de vecino con el dinero y medios suficientes que no se tire de cabeza a la piscina de billetes.
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